Cuando hablamos de Turquía y a su relevancia a nivel internacional, no podemos dejar de pensar en su situación geográfica. Una posición entre dos continentes, separando realidades que van a confluir en sus fronteras. Es este el regalo y la carga de un país como el turco. Geoestratégicamente no tiene comparación, lindando con países europeos como Grecia y Bulgaria al oeste, mientras que en el lado opuesto limita con una amalgama de estados con situaciones sociopolíticas muy diversas. Encontramos países cristianos como Armenia, donde el 95% de su población profesa esta religión, y países con una fuerte presencia del Islam – chií – a nivel nacional como Irán. Esta situación hace de la política exterior turca un asunto complejo y difícil de analizar.
Pero Turquía no posee sólo una situación geográfica. A nivel geopolítico es uno de los países más relevantes de la región. Su capacidad económica y energética, pese a haberse visto mermada por la crisis, sigue siendo muy significativa a la hora de posicionarse globalmente. En el aspecto militar no sólo hemos de destacar que estamos hablando de un país miembro de la OTAN, sino que es el segundo mayor ejército de la Alianza Atlántica.
Esto hace que para comprender las dinámicas de las regiones colindantes, tengamos que prestar atención a la política interna del país. La actual situación en la que se encuentra y el desenlace de la misma marcarán la proyección exterior de Turquía. Una proyección que no deja de ser vital para las futuras relaciones que se establezcan entre Asia, Europa y la región de Oriente Medio.
En un limbo político
Actualmente Turquía se encuentra sumida en una incertidumbre política resultado de las elecciones del pasado mes de junio. Estos comicios, los más importantes de las últimas décadas, han generado un panorama que muchos turcos no veían en años. Lo más comentado ha sido la pérdida de votos que ha sufrido el partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del actual Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan, que desde 2002 gobernaba con holgada mayoría. La importancia de los resultados estriba en el cambio que se ha producido en la dinámica interna del país. En cuestión de dos años, nuevos partidos como el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP) han entrado en la arena política, creando una oposición al antiguo sistema. Los resultados suponen un freno a la hegemonía que el ex presidente Erdogan ejercía en el país. Muchos analistas defienden que las elecciones no son sólo beneficiosas para el panorama político general sino para el propio AKP.Seguir leyendo
visto en: http://elordenmundial.com/regiones/quo-vadis-turquia/
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