NCeHu 157/16
Crisis global
o conflicto mundial
"La crisis se produce
cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer"
Bertolt Brecht.
Alfredo César Dachary
En el número de este mes de junio de la revista del Fondo Monetario
Internacional aparece un artículo denominado “Neoliberalismo: ¿Promocionado en
exceso?, firmado por tres economistas del departamento de investigación del
FMI, donde se señala críticamente, el desmedido celo por la reducción de los
déficit fiscales a toda costa, la desregulación financiera impulsada y la poca
atención prestada al acuciante problema de la desigualdad de ingresos.
En concreto, en el caso de
la consolidación fiscal, apunta el documento, los costes a corto plazo de una
menor producción y bienestar así como el mayor desempleo han sido minimizados y
la conveniencia de los países con amplio espacio fiscal de simplemente vivir
con alta deuda y permitir que las obligaciones declinen orgánicamente. Los
recortes del gasto y el aumento de la recaudación fiscal, políticas
popularizadas bajo el término de austeridad, han sido elementos clave
defendidos por el Fondo como parte de sus recetas económicas, y han marcado el
diseño de los recientes programas de rescate a Portugal o Grecia, así como anteriores
en Indonesia o Argentina.
¿Frente a qué estamos parados, para que uno de los dos grandes
gestores de la actual situación mundial comience a reconocer errores en la
estrategia planteada y con ello trate de frenar la radicalización creciente de
la ortodoxia neoliberal?
Por el otro extremo de la misma mancuerna, Robert Zoellick,
presidente del Banco Mundial, afirma que la crisis económica amenaza con
transformarse en una crisis humana en muchos países en desarrollo, a menos que
puedan tomar medidas enfocadas a la protección de las poblaciones más
vulnerables.
Pero en el mes de las sorpresas, el informe anual del bufete
financiero Boston Consulting Group (BCG), desde el corazón del poder
financiero, nos ratifica lo que siempre se ha sostenido y es que los
millonarios representan solamente uno por ciento de la población mundial, pero
se reparten cerca de la mitad de la riqueza privada global. En total, 18.5
millones de familias afortunadas detentan 47 por ciento de la riqueza acumulada
en ingresos en el mundo, detalla el informe publicado en estos días de junio, y
ese porcentaje equivale a 78.8 billones de dólares, superando el producto
interno bruto (PIB) mundial.
¿Dónde están viviendo estos privilegiados? Estados Unidos
alberga por lejos el mayor batallón de hogares multimillonarios 8 millones de
familias, seguido por China 2 millones, siguiendo la lógica de los poderes
mundiales, sin embargo, son Liechtenstein y Suiza los países que en proporción
a su población, les siguen, ambos coincidentemente grandes paraísos fiscales y
de cuentas numeradas.
El proceso de acumulación expresado en la extrema concentración
de riqueza es particularmente marcada en América del Norte, donde 63% de 60.4
billones de dólares acumulados en fortunas privadas pertenece a los millonarios,
y llegaría a alcanzar 69% en 2020, según el Boston Consulting Group.
En el mismo informe se apunta que la riqueza acumulada en
inversiones offshore repartidas en el mundo, aumentó 3% en un año, alcanzando
casi 10 billones de dólares actualmente. Y como es de dominio público, Suiza
sigue siendo el destino offshore privilegiado de las grandes fortunas, seguido
por Singapur y Gran Bretaña, con la City, un estado financiero dentro de la
ciudad de Londres con regulaciones y policía propia, tres islas en el canal de
la mancha y una serie más en el Caribe.
Los hoy famosos papeles de Panamá sacaron a la luz la
utilización a gran escala de los paraísos fiscales para escapar al fisco,
llevando a la comunidad internacional a anunciar un nuevo plan de lucha contra
esas prácticas, y demostraron que toda las medidas antes tomadas fueron un
fracaso, frente a este fenómeno moderno, que vaya coincidencia fue inspirado
por los ingleses y que no son todos los que están, porque hacen falta ciertos
estados de Estados Unidos que tiene una política similar y otros países como
los Emiratos Árabes, que también lo son, al igual que los tradicionalmente
enunciados.
Cuando le preguntaron a Roberto Saviano ¿cuál es el lugar más
corrupto del mundo? era posible que dijera Afganistán, o tal vez Grecia, o
Nigeria, o el sur de Italia, pero la respuesta fue diferente y ese país es el
Reino Unido, corrupto no por la burocracia, ni por la policía, ni por la
política, aunque esto último, luego de los papeles de Panamá que salpicó a la
familia del primer ministro y otros ministros está en duda; pero lo que
lo hace muy corrupto es el capital financiero, y un ejemplo basta, el 90% del
capital que circula en Londres tiene sus oficinas centrales offshore. Jersey y
las Caimán son las puertas de acceso al capital criminal en Europa y el Reino
Unido es el país que lo permite.
Por ello hay un peligro si Gran Bretaña vota por marcharse, eso
dejaría al Reino Unido aún más expuesto a la delincuencia organizada ypermitir
que las sociedades de Qatar, los carteles mexicanos y la mafia rusa aún ganen
más potencia y el HSBC ha pagado 2,000 millones de libras esterlinas en multas
al gobierno de Estados Unidos, ya que confesó que había lavado dinero
proveniente de los carteles y las empresas iraníes.
Hoy hay dos modelos básicos para hablar de las funciones de los
bancos en una economía moderna, el primero es el de intermediación de fondos
prexistentes una larga tradición en la historia de la teoría económica, pero
hoy es una fantasía que nada tiene que ver con la realidad. El segundo es el de
creación monetaria, la cual sorprende por sus implicaciones.
En el 2015, Zoltan Jakab y Michael Kumhof, economistas del Fondo
Monetario Internacional y del Banco de Inglaterra, respectivamente, publicaron
un estudio en el que destruyen esa anacrónica e inconsistente visión sobre el
papel de los bancos en una economía monetaria capitalista, resultados que son
sintetizados en cuatro grandes conclusiones.
La primera es que en el mundo real los bancos proveen
financiamiento mediante la creación de dinero. Los bancos ofrecen préstamos,
pero no necesitan tener en sus bóvedas los fondos necesarios para otorgar
crédito. La causalidad se invierte: los préstamos hacen a los depósitos, no a
la inversa.
La segunda es que la rentabilidad de los bancos proviene de la
cantidad de crédito que pueden generar, y así la actividad de creación
monetaria de los bancos se incrementa cuando la economía está en la fase
ascendente de un ciclo: las expectativas sobre el crecimiento y las
oportunidades de negocios son buenas y el banco participa gustoso del
entusiasmo, porque cada nuevo deudor aumenta su rentabilidad.
La tercera es que se necesita que el dinero creado por los
bancos tenga amplia aceptación entre el público, para ello los bancos aceptan
los medios de pago creados por ellos mismos desde cheques, tarjetas de débito,
etc. Y el banco central tiene el compromiso de poner a disposición del sector
bancario las reservas que éste demanda. Las reservas no son la causa de los
préstamos, sino su consecuencia.
La cuarta conclusión es automática, porque el nuevo crédito
sirve para promover inversiones y consumo y eso genera ingresos y ahorro. Es
decir, el ahorro es una consecuencia del crédito, no su causa.
Esta perspectiva analítica permite explicar con mayor claridad
la dominación del sector financiero en el mundo económico, y la naturaleza de
las crisis y de la fase deflacionaria, por la que atraviesan las principales
economías del mundo, y la carencia de nuevos instrumentos más audaces y con
menos costo social, para enfrentar estas nuevas situaciones.
La globalización ha tomado un giro devastador, desde la última
crisis del predominante sistema financiero global de 2008-2009, hasta la fecha
a nivel mundial, porque la influencia especulativa se sobrepone con un impulso
que corroe lenta, paulatina e irremediablemente economías y países enteros, con
un costo social brutal.
El capitalismo moderno que sostiene la globalización con el
capital financiero pero especulativo, de crisis cíclicas que nunca podrá dejar
atrás porque anidan en sus entrañas, está profundizando todas las
contradicciones que antes veíamos claramente sólo entre países o bloques de
países dominantes, y ahora las vemos al interior de los mismos países y bloques
de países desarrollados, con el capital financiero como principal actor
dominante en la escena.
Los grandes corporativos desde las multinacionales de las
finanzas, a las de la guerra, de los alimentos, de la electrónica, todos
controlados por unas pocas familias que desde los principales países como
Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Suiza, Alemania, Australia y otros, le
dan protección ante un mundo violento.
A fines del siglo XX, en 1999 antes de la debacle del 2008, las
diferencias en materia de ingresos entre los 10% más ricos y los 10% más pobres
eran: en Estados Unidos 19 veces; en España 9 veces; Argentina 24 veces; Brasil
58 veces; México, 40 veces; Venezuela 22 veces, y esa brecha ha crecido, no
solo en Latinoamérica, también en la Unión Europea y Estados Unidos, los
bastiones del sistema financiero.
En 1990, Japón pasó por un proceso similar al de Estados
Unidos y el mundo en 2008-2009, y tras la década perdida entre 1992 y 2003 con
una tasa de crecimiento del 1% anual, inició en 1998 con un gasto de 470
millones de dólares (al tipo de cambio 2008), tanto para comprar activos
tóxicos de los bancos, como recapitalizarlos y quedándose con dos de ellos. Por
esto es que Japón aconsejó al Departamento del Tesoro gastar más en compra de
tóxicos y recapitalizar a los bancos con dinero de los contribuyentes.
La crisis económica, en su vertiente financiera, lleva al mundo
a la destrucción, ya que antes el Estado de bienestar estaba más desarrollado y
las desigualdades sociales eran menores, la capacidad de ahorro era superior;
ahora, donde rige el capital financiero/especulativo la polaridad
riqueza/pobreza se profundiza.
Con la globalización neoliberal disminuyen tasas de ahorro e
inversión, caen los salarios, las tasas de desempleo aumentan, hay mayor
desigualdad, una alta concentración de la renta y deterioro de los niveles
educativos, pero el drama es que eso sucede al interior de los países antes
llamados desarrollados, por lo que al resto ya saben lo que les espera.
Hola Silvia! es excelente el material que compartes!!!
ResponderEliminarSaludos desde San Rafael (Mza)